VENTE CONMIGO
Yo no te pido que toleres
mi actitud inquisidora,
sólo te pido que perdones
las miradas que te acosan.
Como un perro en celo sigo tu salvaje silueta,
y en lo oscuro de una noche
se pronuncia una promesa
que nos cambiará la vida.
Se me olvida que el alma no vende su libertad,
ni siquiera por amor,
y bien sabes el terror
que me produce el azar.
Vente conmigo a brindar por los hostales
a los que puedes llevar a una mujer
sin necesidad de traer contigo una maleta.
Y ya sabes las candelas que iluminan mi soledad.
Y en ti, recordarás,
me he tenido que apoyar
cuando el oloroso peleón que tú me hiciste probar
hizo estragos en mi cabeza.
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